Piedras preciosas de México, México ha sido conocido durante mucho tiempo por ser un país con una cultura muy rica, de pintorescas costumbres y una larga tradición.
Construcciones históricas dejadas por las comunidades indígenas que en el pasado se establecieron ahí, festividades llamativas e inigualables, como la celebración del día de los muertos, y una variada y exótica gastronomía son algunos de los principales atractivos de esta nación.
Sin embargo, más allá del turístico o el cultural, existen otros ámbitos en los que México ha conseguido destacarse, sobre todo en los últimos años. Las industrias de la minería y de la joyería son unas de ellas.
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Piedras preciosas de México
Posicionado actualmente como el tercer productor de plata más importante del mundo, y uno de los primeros en la lista del oro, este país cuenta con una gran variedad recursos naturales, tanto en minerales metálicos como en piedras preciosas, como para hacerlo importante y reconocido en el área.
Ejemplares hermosos, de colores brillantes y únicos, con acabados perfectos, y cualidades infaltables como la dureza, el exotismo, la pureza y, en general, la calidad, son las principales gemas que pueden encontrarse en una tierra tan fértil como la mexicana.
Pese a que su auge es relativamente nuevo, estos materiales existen desde hace mucho tiempo en este territorio, por lo que además de su valor económico, cuentan con un importante significado histórico.
Las viejas culturas daban su propio uso y tenían su propia forma de entender la manera en la que estas piedras incidían en sus vidas.
Para ellos, muchas de estas piezas tenían un valor sagrado o cualidades místicas que podían representar desde la curación de una enfermedad y la búsqueda de buena suerte, balance y equilibrio, hasta la lucha contra el mal de ojos.
Todo ello dependía del color de la gema, su experiencia con ella y su tradición. Aunque la minería no era practicada por estas comunidades, en un sentido estricto, no se puede negar que eran capaces de reconocer el valor de las piedras y la importancia de su conservación.
Principales piedras preciosas en México
Un surtido grupo de piedras preciosas de alta calidad tienen origen en este país y han sido parte de su historia desde tiempos incalculables.
Actualmente, son éstas las que le dan un muy necesario impulso a México para darse a conocer en el mundo entero, pero, de entre todas, destacan principalmente la obsidiana, el jade, el ópalo de fuego y el ámbar mexicano.
La primera en esta lista, la obsidiana, es un tipo de cristal volcánico fuerte y abundante en todo el país. Aunque es más frecuente en color negro, existen algunas variantes en tonalidades rojizas o verdes.
Debido a que su corte puede ser muy exacto y su filo es muy delgado, actualmente es usado por cirujanos para obtener mayor precisión. También se cree que es eficaz en el tratamiento de la ansiedad, depresión y nervios, así como recomendada para dolores de reuma y artritis.
Por otro lado, el jade, un material cuyo origen proviene de la acumulación de gases volcánicos, se ha utilizado en México desde el año 5000 A.C. De un hermoso y llamativo color verde que puede variar en algunas tonalidades, esta piedra tiene una calidad pulido casi perfecta.
Al ser un material resistente y fuerte, suele ser utilizado principalmente en esculturas, joyería y elementos ornamentales de gran valía.
El ópalo de fuego, por su parte, es conocido bajo este nombre en México por sus intensos tonos naranja. El estado de Queretaro posee las principales minas de esta piedra y por su fama resultan incluso un atractivo turístico.
Su calidad, en tanto gema, puede distinguirse por sus cristales y puede alcanzar un valor en miles de pesos en un corte diamante o facetado. Existen muchas otras variaciones del ópalo, además de la de fuego, por lo que puede presentarse en colores como verde, café, amarillo y rojo. Se considera como proporcionador de equilibrio, armonía e intuición.
Finalmente, se encuentra el ámbar de México. Ésta piedra erosionada partiendo de la resina báltica cuenta con gran prestigio internacional por ser el más duro del mundo.
Su presentación suele ser café, aunque en algunas ocasiones puede tener tonalidades amarillas y verdes.
Sus yacimientos se encuentran en los municipios de Chiapas, por su extracción en el poblado de Simojovel, tiene Denominación de Origen, y por tradición resulta muy importante para esta cultura.
Nombres indígenas de las piedras preciosas mexicanas
Bien sea porque fueron robadas o cambiadas por los colonizadores, o simplemente porque el paso del tiempo las hizo desaparecer, cierto es que son pocos los ejemplares de joyería y ornamentación que aún se conservan de la época prehispánica.
Sin embargo, aquellos bienes que no pudieron ser conservados en físico a través de la historia, sobreviven gracias a la tradición, pues lenguas como la náhuatl, aún atesoran las palabras con las que eran designadas muchas de las piedras preciosas que implementaban en sus adornos.
Es así como bajo el nombre de Iztli se conocía a la obsidiana, Chalchihuitl al jade, Huitzitziltecpatl al ópalo y Apozonalli al ámbar. El ónix, llevaba el nombre de Tecalli y Iztactehulotl al cristal de roca.
La amatista era conocida como Tlapaltehuilotl, la turquesa como Teoxihuitl y como Quetzalxoquiyac la Esmeralda. Finalmente, la perla era llamada Epyollotli, para distinguirla de Uitzilzilepyollotli, la “perla de colores del colibrí” o perla de río.
Usos prehispánicos de las piedras preciosas en México
Aunque su implementación haya sido principalmente decorativa, eso no quiere decir que no existieran usos y funciones específicas para cada gema de acuerdo con sus características y particularidades.
De hecho, algunas de ellas fueron incluso determinantes para el asentamiento de poblaciones. De acuerdo con su calidad, usos y las zonas en las que se presentaran, las piedras preciosas desempeñaban importantes papeles dentro de la vida de las comunidades nativas antes y durante la colonia.
La obsidiana, por ejemplo, fue un objeto altamente comerciado y entregado como tributo en muchos casos. Para la cultura Maya específicamente, este fue un material primordial en la fabricación de armas y la asistencia a la guerra.
Además, se empleaba en la fabricación de espejos de adivinación, porque la creencia dictaba que servía para ahuyentar a los demonios y serpientes,
Por su parte, el jade, gracias a su conexión espiritual, se posiciono como la gema más valorada para las culturas mesoamericanas.
Era utilizada en joyería por los nobles y, en general, como ofrenda a los dioses. Se relacionaba directamente con las deidades y para las culturas Azteca, Olmeca y Maya significaba fertilidad, vida y poder. Desde el año 5000 A.C.
ya era empleada también para crear máscaras y herramientas. Una prueba de esto se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de este país, donde se puede observar en exhibición una famosa máscara de mosaicos de jade, que se atribuye a K’inich Janaab’ Pakal, el gran gobernante de Palenque.
Conocido por los indígenas como colibrí de piedra, el tallado del ópalo representó un logro técnico y de precisión importante, pues su fragilidad hace de esta una tarea engorrosa, sobre todo en una época en la que no se contaba con los implementos actuales para hacerlo.
En el caso del ámbar ―conocida entonces como espuma de agua―, las pruebas de su implementación datan de la famosa Tumba 7 de Monte Albán en Oaxaca, donde fueron hallados adornos de este material. En la época se le atribuían propiedades místicas como la capacidad de curar enfermedades, llamar a la buena suerte y alejar los pensamientos negativos.
El ónix, por su parte, también conocido como “mármol mexicano”, tiene la particularidad de presentar cierta transparencia, sin importar si es negro, azul o naranja, y dio origen a la zona con el nombre Tecalli en el estado de Puebla, debido a su abundante presencia en el área.
Por otro lado, el cristal de roca fue utilizado por los mesoamericanos ampliamente para la realización de cuentas de collar y otros tallados tan increíbles como el cráneo que actualmente es exhibido en el Museo Británico.
Así mismo, en el Museo Nacional de Antropología en México pueden apreciarse varios de los mosaicos realizados con turquesa o “hierba de los dioses”, como era comúnmente llamada en la época. Ésta piedra era relacionada entonces con la sabiduría, la lluvia, el poder político, la fertilidad, el discurso sagrado y el tiempo.
Las evidencias señalan también que el “corazón de la concha” o Perla estuvo asociada a diferentes entierros arqueológicos, pero en general su extracción de las conchas dio inició con la llegada de los conquistadores, pues los pobladores solían quemarlas al colocar al fuego la carne de las ostras. Las más bellas, puras y codiciadas del país son ―un cuando su tamaño sea menor a las de la Polinesia Francesa― las perlas negras de la Paz.
Finalmente, en Durango y el Bajío, los chamanes hacían uso del cuarzo rosa en ceremonias espirituales, por lo que la consideraban una importante gema de valor místico. Incluso ahora se le da una connotación mágica y se le considera piedra de la suerte para las personas nacidas en octubre