A mediados del siglo XIX cuando la jadeíta es oficialmente categorizada como un silicato del grupo VII, diferenciándola así de la nefrita y estableciendo junto con esta última las dos variedades de jade.
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Piedra preciosa jadeíta
Los trabajos de ornamento, pulitura y pedrería en China eran, desde tiempos antiquísimos conocidos por la gama escatológica de atractivo visual que el jade (específicamente, la jadeíta) tenía en la arquitectura del imperio chino, así como en accesorios (tiaras, peinetas, entre otros…) y de igual forma, como rasgo de jerarquía y logros militares (espadas, armaduras, entre otros…).
La jadeíta conserva asimismo un interés arqueológico y etnocultural. Los estudios realizados en ella han ahondado en su participación como fuente de veneración y culto religioso en la cultura Olmeca, llegando a evidenciar su paso por Mesoamérica por medio de ésta, ya fuese por tierra o mar.
Lugares de encuentro (extracción)
Aunque es muy frecuente la búsqueda de jadeíta en el próximo oriente, sus yacimientos más intensamente penetrados está en los países tales como en Birmania, Guatemala, China y el Tíbet.
A grandes rangos es un mineral altamente deseado como materia prima para la joyería, lo que ha conllevado a un fuerte incremento en lo que concierne a su extracción ilegal, sobre todo en Guatemala, donde incluso los redescubrimientos históricos no han avanzado mucho en materia de análisis, debido a las variedades de este mineral sin un paso previo por estudios necesarios.
Lo mejor del jade
Tanto la nefrita y la jadeíta se obtienen de sedimentos u «degradaciones» en las rocas metamórficas, esto dependiendo de la cantidad de aluminio, hierro, cromo y magnesio que logre penetrar en ellas. Los tipos de jade presentan variedades, éstas dependen de su coloración, que está dada a su vez por la cantidad de metales que estén presentes en ella. Siendo el blanco la decoloración insigne de la nefrita y el esmeralda intenso característico de la jadeíta.
En ese sentido la jadeíta presenta una mayor estimación, siendo de igual manera, el jade imperial la más alta variedad de la misma y la que presenta un mayor costo. Caracterizado por una coloración verde esmeralda y poca capacidad traslúcida.
La jadeíta va desde tonalidades naranja pálidas o puede parecer amarillenta y asemejar un dorado traslúcido, hasta verdes claro e intensos e incluso se ha sabido de una coloración azulada, lo que, como piedra, la hace muy codiciada en un sentido científico y comercial.
Belleza ejemplar
El atractivo presente en la jadeíta es innegable, tanto, que ha sido incluso ya desde el Neolítico, motivo esencial de culto y veneración.
Se le idealizó como símbolo ante apremios de idilio y necesidad de creencia. Así, el paso del tiempo y las degeneraciones de mitos han finalizado por otorgarle un toque místico y esotérico a su belleza.
No es sólo su coloración (que puede variar en intensidad) que parece diluir pureza, es, ante todo, su característica hipnotizante lo que ha provocado que haya sido y sea como pieza de escultura, el anhelo de múltiples escultores, siendo que las esculturas hechas a partir de jade y, en especial de jadeíta, sean de las que requieran mayor minucia y cuidado.
Ha sido también objeto de comparación poética. Odas, cantos y sonetos se han escrito utilizándola para resaltar unos ojos, el color del cielo y del mar en un período del día, e incluso como semejanza de ira y coraje. Así, se podría suponer que la jadeíta es el mineral por excelencia de la representación de la belleza terrestre.
Comparada y tomada como «motivo trágico de los dioses en la tierra y bendición para los mortales que sueñan con tener algo del paraíso», la jadeíta supone un fin hacia la belleza divina y sacramental, por ello es encuentro para las artes y una elevación de cualquier capacidad (tallado, pintura, orfebrería, escritura,…)
Facultades místicas y esotéricas
Como muchos otros minerales a los que distintas culturas a través de los diferentes territorios y momentos de la historia, en los que se han canalizado el deseo de creación de dioses o como medios para explayar la necromancia, la jadeíta no básico la excepción como objeto de veneración.
Sobre todo en China, Birmania, Guatemala y México la jadeíta fue utilizada como herramienta apegada a sacerdotes de cualquier culto para canalizar cualquier tipo de intervención espiritual. Así, sobresalen máscaras hechas de la misma representando a dioses olmecas, mayas y toltecas, y figuras que plasman demonios y espíritus chinos.
Es así como se creía que armas retocadas con este material otorgarían siempre una gran victoria, o amuletos de jadeíta otorgarían una gran fuerza.
Un fin ornamental
La arquitectura imperial china, la cultura maya, así como el Japón feudal, e incluso el imperio persa, destacaron por la expansión de la jadeíta hacia nuevos ámbitos de la capacidad creativa humana.
Resalta ante todo, los lujos en los palacios, las incrustaciones en vigas y murales, el retoque de jade imperial es cada aspecto como referencia de poder fue uno de los usos más habituales.
Claro que, conforme pasó el tiempo y se trasladó a dicho mineral a diferentes territorios, sus usos variaron; para resaltar el matiz en el acabado de algún carruaje, en el mástil o proa de navíos, hasta un fino procesado en los que parece polvo o escarcha en abanicos, gemelos y demás.
La jadeíta y la joyería
Es casi inconcebible pensar en la jadeíta sin imaginar su utilización en la rama de la joyería. Su belleza ha sido motivo para que orfebres hayan hecho uso de ella de tan diferentes maneras que existe una gama de joyas creadas a partir de su ingenio y de gran costo y valoración.
La cultura hindú es una de las más reconocidas por esto última. Era común que rajás y marajás mostraran la ostentosidad de su poder y riqueza por medio de collares, cinturones, prendedores y demás.
Entretanto, anillos, peinetas y tiaras eran típicos de China y Japón. Incluso como producto bruto, la jadeíta fue muy utilizada como forma de pago o trueque, y también, como dádiva referencial de dotes.
En la actualidad, la jadeíta es altamente utilizada para complementar la fabricación de gargantillas, alianzas, relojes, prendedores, gemelos, relicarios, guardapelos y, aunada a ello, como sustituto de alguna pieza dental.
De igual manera, esta demanda por parte de la joyería y los consumidores de ésta, ha provocado la disidencia de distintos hurtos y saqueos en los yacimientos de jadeíta, sobre todo, en los encontrados en Guatemala, donde tribus nativas favorecen la extracción su extracción ilegal.
Se debe tener también en cuenta la singular búsqueda de joyas perdidas a lo largo de la historia, como cargamentos de jadeíta en su forma bruta o ya trabajada por los olmecas y los mayas, y hundidos en galeones españoles, o el conocimiento de las más bellas piezas ornamentales de este material que englobaban la fortuna de la familia Romanov.
En este sentido, igualmente se persigue con presteza algún hallazgo de los botines tomados por los Caballeros de la Orden del Temple en las cruzadas; y pasados luego en mayor medida el Vaticano.
Acorde a la necesidad, el surgir de nuevas joyas hechas a partir de jadeíta está enmarcado por las expectativas del orfebre y aquél que dé a obtenerlas, siendo que es sinónimo de alto rango social y gusto estético, así como de disposición de carácter y capacidad de progreso.
Recomendaciones.
Este mineral se recomienda por su gran hermosura, es totalmente adecuado para decorar la sala de un hogar. La belleza de esta piedra es sumamente increíble porque logra capturar la atención de los observadores.